EL MINISTERIO DE ECONOMÍA DEFRAUDA A LOS
ACREEDORES DEL ESTADO ARGENTINO.
Querido amigo: La actual
Administración del
Estado Argentino defrauda a sus acreedores mediante un sencillo procedimiento
que lleva a cabo desde
16 años atrás y que consiste en multiplicar por una cifra inferior a la unidad
los créditos resultantes de sentencias judiciales, que se dictaron en contra del
Estado.
El resultado al que arriba
con la colaboración de su fiel servidora la Caja de Valores S.A. es lo que
les paga. Con esta artimaña ha perjudicado a decenas de miles de
acreedores del Estado. Las gestiones que se realizaron ante la Caja de Valores S.A. para que modificara
su conducta, fueron
completamente inútiles. Debemos recordar que el Ministerio de Economía también
defrauda a los acreedores del Estado modificando los guarismos de la inflación
que padecemos, con lo
cual les paga menos de lo que les debe a los tenedores de bonos públicos que se
indexan con el SER.
El Poder Judicial de la Nación según nuestra experiencia ha
permitido que el Estado estafe a sus acreedores de distintas maneras, una de las cuales es la
descripta, pero es
menester destacar que existen jueces y fiscales de indómito valor que todavía
mantienen en alto el honor de la República.
Espero que el artículo le
guste. Si no le agrada escríbame a juanjoseguaresti@gmail.com.
Lo abraza, Juan José Guaresti (
nieto).
EL MINISTERIO DE
ECONOMÍA REALIZA, DESDE HACE 16 AÑOS, CON LA COLABORACIÓN DE LA CAJA
DE VALORES S.A. UNA DEFRAUDACIÓN COLOSAL A LOS ACREEDORES DEL ESTADO.
Desde unos seis
años atrás el Ministerio de Economía defrauda a los acreedores del Estado
falsificando las cifras de los precios con lo cual disminuye las cifras de la
inflación, lo que le permite reducir ilícitamente los pagos por amortización de
intereses a decenas de miles de personas en el país y en el extranjero que
creyeron en la honorabilidad del Estado Argentino. Todo el país conoce de esta
conducta de brutal vileza pero lo que no sabíamos es que desde mediados de 1997
hasta la fecha el Ministerio de Economía engaña a los acreedores del Estado
pagándoles de menos las sentencias judiciales que reconocieron créditos a su
favor en bonos. Para cometer esta defraudación envía a la Caja de Valores S.A.
las cifras correctas de lo que se adeuda a los acreedores del Estado a quienes
se deben pagar en bonos en virtud de las sentencias judiciales. La Caja de
Valores S.A., en lugar de seguir sus aparentes instrucciones, no acredita a los
acreedores del Estado los bonos que les corresponden según las instrucciones
escritas de su mandante sino que les acredita una cifra inferior y finalmente
les paga esta última. Lo verdaderamente notable es que surge de la
documentación que se ha acompañado en expedientes judiciales y las denuncias
hechas en el cuerpo de contadores de la Corte Suprema que la Caja de Valores
S.A. tiene instrucciones reservadas del Ministerio de Economía de no entregar
la cantidad de bonos que aparece en las constancias de autos y en la
documentación cuya autenticidad no puede ponerse en duda. La verdadera
instrucción es pagar solamente lo que surge de cálculos destinados a confundir
a las víctimas, inventados por el Ministerio de Economía para poder camuflar
pagos inferiores a los correctos.
Posteriormente al
pago, la Caja de Valores S.A. se encarga de no contestar a los juzgados cuando
le solicitan información preguntando cuántos cupones tienen los bonos realmente
entregados para conocer la corrección de los pagos recibidos, demora inaceptablemente
la información y luego oculta cuidadosamente lo realizado, cosa de entorpecer
los juicios. Esto lo hace para confundir a los magistrados judiciales y
desalentar a los acreedores para que no continúen pleiteando.
Mecanismo de la
estafa que utiliza el Ministerio de Economía
Es realmente
sencillo y consiste en multiplicar la cifra real de la cantidad de bonos que se
deben según la sentencia judicial en cuestión por una cifra inferior a la
unidad. Para poner un ejemplo, podemos decir que, si al lector alguien le debe
$·100 pero a esa deuda se la multiplica por la cifra de $ 0,75, el doliente
acreedor sabe que va a recibir solamente $ 75. Esto es lo que hace el
Ministerio de Economía, tarea que ignoramos si la hace por sí mismo o por su
fiel servidora, la Caja de Valores S.A. Lo cierto es que en la contabilidad de
esta última, según los comprobantes que emite, que se encuentran en poder de
los interesados, le acreditan en su cuenta, no lo que le corresponde según la
sentencia judicial, sino el resultado de multiplicar por aquel guarismo
inferior a la unidad según relatamos. Está claro que, por encima del
poder judicial, en la práctica de nuestra administración pública, aparece el
Ministro de Economía y secuaces, como la Caja de Valores S.A., que disminuye lo
que debe el Estado a sus acreedores según su paladar. El Ministerio de
Economía, mediante este mecanismo, modifica las sentencias judiciales y
perjudica o no a los acreedores del Estado, según su grado de proximidad
política u otras razones. No nos cabe duda de que, cuando se ha entrado en el
terreno de inmoralidad que exhibe el Ministerio de Economía, debe haber
numerosas razones por las cuales unos cobran correctamente y otros no. No nos
cabe duda de que los amigos del poder deben cobrar íntegramente sus deudas, sin
pasar por la quita de la multiplicación ilegal por un coeficiente inferior a la
unidad que hemos descripto. No nos cabe duda de que, cuando aparezcan manos
honestas en la administración pública, se sabrá cómo se pagaron las deudas del
Estado y al lado de la inmensa cohorte de víctimas que fueron despojadas
estarán los que cobraron lo que se les debía.
El poder judicial
ha quedado reducido a muy poco más que a una escribanía del gobierno, aunque
todavía subsisten algunos jueces y fiscales de valor temerario. Las garantías
constitucionales son muy poco más que letra muerta, porque la división de los
poderes en legislativo, ejecutivo y judicial, más el federalismo -que es otra
garantía de la libertad- han sido prácticamente eliminados. En este desalentador
balance, preciso es destacar que nos quedan algunos medios de prensa libre y
las redes sociales, cuyo indómito coraje abre aún senderos de esperanza para
que la libertad y el derecho vuelvan a nuestra tierra.
El autor se cree
en la obligación de aclarar que el autor principal de esta defraudación, como
su fiel servidora, no son motochorros. Se trata de instituciones que pretenden ser acreedoras de respeto y de prestigio.
Juan José Guaresti (nieto)