lunes, 23 de diciembre de 2013

EL MINISTERIO DE ECONOMÍA DEFRAUDA A LOS ACREEDORES DEL ESTADO ARGENTINO.

Querido amigo: La actual Administración del Estado Argentino defrauda a sus acreedores mediante un sencillo procedimiento que lleva a cabo desde 16 años atrás y que consiste en multiplicar por una cifra inferior a la unidad los créditos resultantes de sentencias judiciales, que se dictaron en contra del Estado.
El resultado al que arriba con la colaboración de su fiel servidora la Caja de Valores S.A. es lo que les paga. Con esta artimaña ha perjudicado a decenas de miles de acreedores del Estado. Las gestiones que se realizaron ante la Caja de Valores S.A. para que modificara su conducta, fueron completamente inútiles. Debemos recordar que el Ministerio de Economía también defrauda a los acreedores del Estado modificando los guarismos de la inflación que padecemos, con lo cual les paga menos de lo que les debe a los tenedores de bonos públicos que se indexan con el SER.
El Poder Judicial de la Nación según nuestra experiencia ha permitido que el Estado estafe a sus acreedores de distintas maneras, una de las cuales es la descripta, pero es menester destacar que existen jueces y fiscales de indómito valor que todavía mantienen en alto el honor de la República.
Espero que el artículo le guste. Si no le agrada escríbame a juanjoseguaresti@gmail.com.

Lo abraza, Juan José Guaresti ( nieto).


EL MINISTERIO DE ECONOMÍA  REALIZA, DESDE HACE 16 AÑOS, CON LA COLABORACIÓN DE LA CAJA DE VALORES S.A. UNA DEFRAUDACIÓN COLOSAL A LOS ACREEDORES DEL ESTADO.
Desde unos seis años atrás el Ministerio de Economía defrauda a los acreedores del Estado falsificando las cifras de los precios con lo cual disminuye las cifras de la inflación, lo que le permite reducir ilícitamente los pagos por amortización de intereses a decenas de miles de personas en el país y en el extranjero que creyeron en la honorabilidad del Estado Argentino. Todo el país conoce de esta conducta de brutal vileza pero lo que no sabíamos es que desde mediados de 1997 hasta la fecha el Ministerio de Economía engaña a los acreedores del Estado pagándoles de menos las sentencias judiciales que reconocieron créditos a su favor en bonos. Para cometer esta defraudación envía a la Caja de Valores S.A. las cifras correctas de lo que se adeuda a los acreedores del Estado a quienes se deben pagar en bonos en virtud de las sentencias judiciales. La Caja de Valores S.A., en lugar de seguir sus aparentes instrucciones, no acredita a los acreedores del Estado los bonos que les corresponden según las instrucciones escritas de su mandante sino que les acredita una cifra inferior y finalmente les paga esta última. Lo verdaderamente notable es que surge de la documentación que se ha acompañado en expedientes judiciales y las denuncias hechas en el cuerpo de contadores de la Corte Suprema que la Caja de Valores S.A. tiene instrucciones reservadas del Ministerio de Economía de no entregar la cantidad de bonos que aparece en las constancias de autos y en la documentación cuya autenticidad no puede ponerse en duda. La verdadera instrucción es pagar solamente lo que surge de cálculos destinados a confundir a las víctimas, inventados por el Ministerio de Economía para poder camuflar pagos inferiores a los correctos.
Posteriormente al pago, la Caja de Valores S.A. se encarga de no contestar a los juzgados cuando le solicitan información preguntando cuántos cupones tienen los bonos realmente entregados para conocer la corrección de los pagos recibidos, demora inaceptablemente la información y luego oculta cuidadosamente lo realizado, cosa de entorpecer los juicios. Esto lo hace para confundir a los magistrados judiciales y desalentar a los acreedores para que no continúen pleiteando.
Mecanismo de la estafa que utiliza el Ministerio de Economía
Es realmente sencillo y consiste en multiplicar la cifra real de la cantidad de bonos que se deben según la sentencia judicial en cuestión por una cifra inferior a la unidad. Para poner un ejemplo, podemos decir que, si al lector alguien le debe $·100 pero a esa deuda se la multiplica por la cifra de $ 0,75, el doliente acreedor sabe que va a recibir solamente $ 75. Esto es lo que hace el Ministerio de Economía, tarea que ignoramos si la hace por sí mismo o por su fiel servidora, la Caja de Valores S.A. Lo cierto es que en la contabilidad de esta última, según los comprobantes que emite, que se encuentran en poder de los interesados, le acreditan en su cuenta, no lo que le corresponde según la sentencia judicial, sino el resultado de multiplicar por aquel guarismo inferior a la unidad según relatamos.  Está claro que, por encima del poder judicial, en la práctica de nuestra administración pública, aparece el Ministro de Economía y secuaces, como la Caja de Valores S.A., que disminuye lo que debe el Estado a sus acreedores según su paladar. El Ministerio de Economía, mediante este mecanismo, modifica las sentencias judiciales y perjudica o no a los acreedores del Estado, según su grado de proximidad política u otras razones. No nos cabe duda de que, cuando se ha entrado en el terreno de inmoralidad que exhibe el Ministerio de Economía, debe haber numerosas razones por las cuales unos cobran correctamente y otros no. No nos cabe duda de que los amigos del poder deben cobrar íntegramente sus deudas, sin pasar por la quita de la multiplicación ilegal por un coeficiente inferior a la unidad que hemos descripto. No nos cabe duda de que, cuando aparezcan manos honestas en la administración pública, se sabrá cómo se pagaron las deudas del Estado y al lado de la inmensa cohorte de víctimas que fueron despojadas estarán los que cobraron lo que se les debía.
El poder judicial ha quedado reducido a muy poco más que a una escribanía del gobierno, aunque todavía subsisten algunos jueces y fiscales de valor temerario. Las garantías constitucionales son muy poco más que letra muerta, porque la división de los poderes en legislativo, ejecutivo y judicial, más el federalismo -que es otra garantía de la libertad- han sido prácticamente eliminados. En este desalentador balance, preciso es destacar que nos quedan algunos medios de prensa libre y las redes sociales, cuyo indómito coraje abre aún senderos de esperanza para que la libertad y el derecho vuelvan a nuestra tierra.
El autor se cree en la obligación de aclarar que el autor principal de esta defraudación, como su fiel servidora, no son motochorros. Se trata de instituciones que pretenden ser acreedoras de respeto y de prestigio.