miércoles, 19 de noviembre de 2014

El Congreso de la Nación debe ser convocado a sesiones extraordinarias

El Congreso de la Nación debe ser convocado a sesiones extraordinarias

febrero 12, 2014
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Juan Jose Guaresti (nieto)Lamentablemente el Poder Legislativo en la Argentina no tiene la facultad que en cambio es propia de su par norteamericano de decidir por si mismo, el momento en que debe reunirse para sesionar. De allí deriva, en parte, que no haya tenido nuestro Congreso la posibilidad de cumplir acabadamente con uno de sus roles fundamentales cual es impedir que el Poder Ejecutivo se mueva fuera del cauce constitucional. La Reforma de 1994 que tuvo origen en el denominado Pacto de Olivos alargó el período de sesiones estableciendo su duración del 1 de marzo al 30 de noviembre pero esa prolongación no es suficiente: La fuerza del Parlamento en buena medida descansa en que pueda reunirse toda vez que a su exclusivo criterio ocurran hechos que exijan su intervención, sin que quede en manos del Poder Ejecutivo la potestad de convocarlo o no, según su parecer, a sesiones extraordinarias o sea fuera del período establecido. En este momento la situación institucional y económica del país exhibe un desorden generalizado en que, para poner un ejemplo visible, tenemos un Jefe de Gabinete de Ministros que es uno de los funcionarios mas encumbrados del país, que no ha reunido ni una vez al elenco a cuyo frente se encuentra. La ley de presupuesto que recientemente fue aprobada en forma vertiginosa y en donde los problemas nacionales apenas fueron rozados, ha quedado ahora, además, completamente desactualizada porque partía de niveles de precios fuera de la realidad y de un valor de la moneda nacional que ha quedado notoriamente desmentido por hechos comprobables. La ley de presupuesto es una de las principales normas que un Parlamento está llamado a dictar y casi podría decirse que es una razón fundamental de su existencia porque los pueblos a lo largo de la Historia querían tener un organismo que defendiera sus derechos individuales y pusiera un límite a la voluntad de los soberanos. Esa labor se la encomendaron al Parlamento y le dieron los atributos necesarios para cumplirla. En nuestro caso esa facultad esta acotada.
La ley de presupuesto es también fundamental porque su gestación es la oportunidad para discutir en el Congreso los problemas fundamentales de la sociedad. Desdichadamente cuando se debatió la ley que rige este año 2014, no se trataron por lo menos con la debida extensión cuestiones tan esenciales como la falsificación de las cifras de las estadísticas con las cuáles se maneja al país. Tampoco fue planteado otro hecho que surge de la mencionada falsificación: Si se disminuyen artificialmente las cifras del índice de precios, se agrandan los guarismos del producto bruto interno. Esta artificial creación de riqueza trae aparejada que los bonos emitidos en dólares con la cláusula que si crece el producto bruto interno mas allá del 3.2% hay que pagar a los propietarios de los bonos mas de 3000 millones de dólares. Esta falsa “obesidad” de la producción argentina porque la cifra oficial aparentemente es alrededor del 5% va a costar una cifra espeluznante por una parte y por la otra vamos a pagar lo que no se debe.
¿Se ha debatido durante la consideración de la ley de presupuesto el cepo cambiario a las importaciones que ha disminuido la capacidad industrial argentina o la influencia que tiene en la tasa de inversión nacional y extranjera la veda al envío de utilidades a las casas matrices de esas empresas? Cualquiera sabe que un país que no deja al inversor recibir sus legítimas ganancias, condena a ese país a no recibir mas inversiones. Este tema sigue en pié, no se ha terminado con él, se sigue demoliendo la creación de empleos dignos y encerrando al país detrás de una cortina de hierro.
Muchos hombres de saber y con experiencia concreta en materia energética han predicado durante años con gran valentía y tesón que la política del gobierno sobre el tema era suicida y que nos iba a sacar de la categoría privilegiada de país que se autoabastecía en materia de energía. Este lamentable hecho ocurrió y hoy somos importadores netos de hidrocarburos y electricidad. En Diciembre de este año se presentó al Congreso el informe del Auditor General de la Nación Dr. Leandro Despouy que fue lapidario y que por sí solo justifica el llamado a sesiones extraordinarias para analizarlo. El Dr. Despouy explicó que en 2011 perdimos el autoabastecimiento energético y que en 2013 la factura de las importaciones energéticas sería de 7000 millones de dólares. Esta cuenta es impagable. Aquí estamos dando un par de datos del informe pero ese trabajo debe ser leído públicamente en el Congreso Nacional para que todos los ciudadanos se enteren de lo que está ocurriendo. Esa factura colosal no va a bajar, salvo que se desate una recesión muy grande o se cambie de política y se elija otra más seria.
Hay muchos mas temas candentes que los planteados como ser la inflación, el gasto público disparatado, la enconada política contra la producción agropecuaria, la estafa perpetrada por el Ministerio de Economía contra los acreedores del Estado a quiénes engaña pagándoles de menos, etc., etc., pero lo que queremos destacar es que el Parlamento es el lugar donde cuanto antes debe tener el esclarecimiento de la real situación argentina y la formulación de un presupuesto cuidadosamente legislado, con amplia difusión pública para conjurar las dificultades que nos aquejan.
Vicepresidente 1ero. Partido Demócrata de la Ciudad de Buenos Aires

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