miércoles, 19 de noviembre de 2014

El índice de precios falso

El índice de precios falso permite aparentar mayor crecimiento de la riqueza nacional que la verdadera y defraudar a los acreedores del Estado

octubre 2, 2012
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La Administración Pública Nacional agranda falsamente la magnitud del crecimiento de la riqueza nacional a fin de hacer creer a la población que hay más producción que la real y así disimular el fracaso de su gestión. La falsificación del índice de precios, por su parte, le sirve también para disminuir los pagos de la deuda pública y defraudar a los acreedores.
Eminentes economistas y políticos nacionales y extranjeros; instituciones de arraigado prestigio y publicaciones de gran difusión, empresarios y sindicalistas, se han quejado reiteradamente de la mendacidad de las estadísticas que difunde el Ministerio de Economía argentino, relativas al índice de precios al consumidor y a otras cifras que inventa por intermedio del Instituto Nacional de Estadística y Censos. Es fácil comprobar que esas cifras no coinciden con la realidad desde fines de 2007.
Según fuentes oficiales el índice del costo de vida aumentó un 9% anual en 2011; según estimaciones privadas, ese índice alcanzó por lo menos al 22%. Esta impúdica diferencia entre uno y otro (más del doble), ha convencido a los interesados en estas cuestiones que las estadísticas sobre el crecimiento económico TAMBIÉN se “fabrican”. Cada vez queda mas claro que si se falsifican las cifras del índice del costo de la vida, no puede ser que se calculen con científica pulcritud los guarismos que revelan la cuantía del desenvolvimiento económico argentino.
Si la situación de la economía nacional es tan irreal como la que se le hace aparentar al índice del costo de la vida, queda claro que nos hallamos ante la sombría perspectiva de reducción del ingreso de los empresarios agropecuarios e industriales, de los trabajadores de toda índole, de jubilados y rentistas y de cerrar a los jóvenes la posibilidad de acceder a un trabajo digno. Si no hay crecimiento económico, habrá menos bienes para distribuir entre la población y más miseria para compartir. La manipulación de las cifras por la presente Administración atenta contra la posibilidad de conocer la marcha de la economía nacional y corregir los errores que pudieran cometerse. Mientras el presente elenco gobernante no sea sustituido por otro en el marco del ejercicio pleno de las instituciones republicanas, seguiremos debatiéndonos entre la pobreza y el atraso. La capacidad creadora de los argentinos y las portentosas riquezas de nuestro suelo no pueden jugar su rol en el actual escenario. La Argentina conducida de otra manera, rápidamente se encaminaría hacia la recuperación del prestigio y el rango mundial que tuvo otrora.
EL GOBIERNO NACIONAL NIEGA OBSTINADAMENTE EL ALZA DEL COSTO DE LA VIDA PARA PODER ENGAÑAR TAMBIÉN A LOS ACREEDORES DEL ESTADO
El comprobable alza del costo de la vida se continúa negando por la férrea determinación del gobierno nacional de engañar a la población con índices falsos no solamente para hacer creer que no hay inflación sino también para reducir de esa manera los pagos de deuda pública que están vinculados al nivel de precios. Parte de nuestro portentoso endeudamiento está unido a títulos indexados según el nivel de precios de manera que se brinda una cifra menor a la que corresponde, para pagar menos deuda pública. Esta burla a la realidad robustece la convicción que las estadísticas que miden el crecimiento de la riqueza del país son tan falsas como las que muestran los precios que pagan los consumidores y lo que se les abona en concepto de deuda a los acreedores del Estado.
EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL Y LA PRESTIGIOSA REVISTA “THE ECONOMIST” NO ACEPTAN LAS ESTADÍSTICAS ORIGINADAS EN EL MINISTERIO DE ECONOMÍA
Esta pluma no cree que el FMI sea un organismo que pueda mostrar en su relación con nosotros notables aciertos pero, así y todo, por lo menos ha informado desde hace un tiempo que sospecha que las estadísticas argentinas carecen de fundamentos técnicos. De una manera u otra, altos funcionarios de esa Institución han hecho hincapié precisamente en que no son confiables los índices de precios al consumidor y las tasas de crecimiento. A los primeros los juzgan reducidos, a las segundas excesivas, y han tratado que las autoridades argentinas expliquen como llegan a unos y a otras pero no hay forma que nuestros funcionarios expliquen nada ni demuestren que se atienen a ninguna fórmula científica de cálculo con fundamento serio. Días atrás la Directora del Fondo Monetario Internacional amenazó metafóricamente a la Argentina con sacarle “tarjeta roja” si antes del 17 de Diciembre próximo no corregía sus métodos de trabajo en la materia…después de expirar el plazo anteriormente acordado para hacerlo, sin resultado alguno. Hasta ahora no ha aparecido nadie que crea que el gobierno argentino va a hacer buena letra en la materia en estos tres meses que le han dado de “gracia” porque si lo hace se le derrumba el tinglado de la farsa que ha erigido. De todas suertes ese cartón pintado hoy no sirve para nada. Nadie lo cree.
Por su parte la revista internacional “The Economist” de extendida difusión y prestigio en el mundo entero, decidió que no publicaba mas estadísticas argentinas porque no eran confiables. Esa noticia fue difundida por toda la superficie del globo de manera que todo el mundo esta enterado que son falsas las cifras que proporciona nuestro gobierno.
CÓMO CALCULAR LA RIQUEZA NACIONAL PARA IMPEDIR QUE LA INFLACIÓN ALTERE LAS CIFRAS REALES
Para calcular la creación de riqueza de una nación (la producción total de un país en un año), es necesario sumar el consumo de todos sus habitantes; las inversiones que hagan las empresas; el gasto del estado; y las exportaciones. A esto se le debe restar todo aquello que el país haya importado.
Para saber cuanto se consumió es necesario multiplicar el precio de los productos utilizados, por la cantidad consumida. Análogamente se debe multiplicar la inversión (cantidad de máquinas; servicios; bienes utilizados), por su precio de mercado; y lo mismo debe hacerse con los gastos efectuado por el Estado. En el caso de las exportaciones menos las importaciones, también debe utilizarse su valor de mercado.
Lamentablemente no permanecen inmutables los precios de todos los bienes y servicios que un país utiliza para computar la creación anual de su riqueza, sino que oscilan según la inflación que es el crecimiento generalizado de los precios o la deflación que es la baja general de aquellos. Por lo tanto, cuando se dan cualquiera de esas circunstancias de oscilaciones generalizadas, por ejemplo en el caso de inflación, para evitar aparentar una falsa creación de riqueza que oculte que no hay tal cosa sino meramente suba de precios, se utiliza dividir el resultado por un coeficiente, llamado “deflactor”. Este “deflactor” dicho en pocas palabras, mide la inflación (o deflación) habida, lo que permite restar a los precios de mercado, la inflación (deflación en su caso) que haya ocurrido en el sistema de precios en el período tomado en consideración. El deflactor es de vital importancia para medir eficientemente el aumento o disminución de la riqueza PORQUE SUPRIME LO QUE ES IRREAL EN CUALQUIER SUPUESTO.
EJEMPLO HIPOTÉTICO DE CÓMO OPERA EL “DEFLACTOR”
Supongamos por hipótesis que haya habido un aumento de precios del 25% en el año pasado (2011) respecto del año precedente, y un producto de la economía de 100.000 millones de pesos. El deflactor por el que deberíamos dividir los 100.000 sería igual al 25% evitar que no se compute el aumento artificial de los precios de manera que en precios de 2010, el producto bruto del 2011 sería igual a 80.000 millones porque dividiríamos 100.000 por 1,25% correspondiente a un “deflactor” que tendría un aumento del 25%. Análogamente si los precios argentinos este año de 2012 subieran otro hipotético 25% respecto de los 100.000 millones de 2011 como vaticinan algunos expertos, a fin de año nos encontraríamos con que el producto bruto seria igual a 125.000 millones de pesos aparentemente pero esos 25.000 millones adicionales no serian “gordura”; serian solamente “hinchazón”. El deflactor por el cual deberíamos dividir la cifra de 125.000 en este caso debería ser igual a 1,25%, por lo que tendríamos al fin de ese ejercicio anual un producto bruto real de 100.000 millones para 2012, en pesos de 2011. Como el producto bruto interno hipotético, llegó a los 100.000 millones en 2011, quedaría demostrado en el ejemplo adoptado que el producto bruto a fines de 2012 no creció, sino que se redujo a 80.000 millones en pesos de 2010 o a 100.000 millones de 2011.
El crecimiento de la Argentina es bastante menor a las “tasas chinas” que se invocan a menudo. La medida real seguramente sería inferior por lo menos a la mitad de lo oficialmente indicado. El lector avezado en cuestiones económicas posiblemente plantee, con razón, que el índice de precios al consumidor no comprende todos los precios que se deben tomar para calcular el crecimiento de la riqueza nacional. Es cierto que el cálculo del producto bruto interno abarca TODOS los precios de la inversión; del consumo, los del gasto público y los de la diferencia entre importación y exportación. Empero ¿en cuánto podrán diferir del índice del costo de vida? En poco. El “deflactor” sería seguramente algo menor pero igualmente la disparidad con el índice que difunde el gobierno, sería notable. Al igual que la inversión, el gasto público está directamente vinculado al costo de la vida y la importación no incide significativamente dado que se exporta más de lo que se importa. Es posible que sustancialmente fuera menor por la influencia de los artículos importados.
CONCLUSIÓN
Si dejamos a un lado la ciencia económica y nos sustentamos en la sabiduría popular, concluiremos irremediablemente que si el índice del costo de vida es notoriamente falso, los demás índices, como por ejemplo el que muestra la situación real de la riqueza producida en el país, tampoco puede ser correcto. Hemos crecido con seguridad a tasas mucho menores que las invocadas. ¿Qué hará el Fondo Monetario Internacional? Difícilmente tome medidas enérgicas dado que hasta ahora no lo ha hecho ni con este gobierno que no ha brindado atención a sus admoniciones ni con los errores garrafales ocurridos en anteriores administraciones. Parece más lógico que la democracia argentina resuelva por si misma dentro de los métodos republicanos, lo que estos organismos internacionales se limitan a debatir… y volver a debatir, al parecer sin término.
Juan José Guaresti (nieto)
Presidente H. Convención del Partido Demócrata

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