miércoles, 19 de noviembre de 2014

La Fragata “Libertad”

La Fragata “Libertad” no puede ser dejada en manos extranjeras como garantía del pago de un embargo

noviembre 6, 2012
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El Tribunal de Comercio de la República de Ghana, a instancias de un acreedor de la República Argentina que había obtenido a su favor originariamente una sentencia de una Corte norteamericana y que posteriormente se intentó cobrar en un Tribunal del Reino Unido, resolvió que era competente para ejecutar esa sentencia y que, además, podía embargar un buque de guerra argentino que estaba surto en el puerto de Tama de aquella nación. El Tribunal inglés había ordenado a la República Argentina pagar 284 millones de dólares de capital y 48 millones de dólares de intereses, pero no se cancelaron.
En el fallo por el cual la Corte de Justicia de Ghana el 11 de octubre de 2012 rechazó el recurso que interpusiera el abogado que defendía los intereses argentinos contra la intervención de ese Tribunal en la cuestión legal, se mencionó que en la orden emitida el 2 de octubre de 2012 disponiendo que la fragata quedara sin poder salir del puerto de Tama, se había brindado la opción a la Republica Argentina de entregar una garantía y llevarse el barco.
Las autoridades argentinas decidieron no dar la garantía que informaciones periodísticas locales dijeron que alcanzaba a 20.000.000 de dólares. Resolvieron además dar por terminado el viaje de instrucción de los cadetes a bordo, repatriar a éstos amén de los invitados y parte de la tripulación y dejar a la fragata donde se hallaba.
La fragata “Libertad” ha quedado constituida por esta decisión del Poder Ejecutivo como garantía del pago de la deuda que, con razón o sin ella, se le reclama en dicho tribunal, LO QUE CONTRARÍA LA RAZÓN DE SER DE ESE BUQUE DE GUERRA Y SU CARÁCTER DE SÍMBOLO DE NUESTRA NACIONALIDAD. Debería, sin perjuicio de lo expuesto, reconsiderarse con la premura del caso, la resolución adoptada por las consecuencias económicas de la misma.
LA NAVE EMBARGADA ES UN SÍMBOLO DE LA PATRIA
La fragata “LIBERTAD” es un navío que se ha constituido por muchos años en una suerte de embajadora de buena voluntad de la Republica Argentina y ha recorrido los mares y puertos del mundo anudando lazos de simpatía en todos los rumbos. Su antigua forma de propulsión que exige de la tripulación formidable temple y habilidad llama siempre la atención, y miles de personas de distintas nacionalidades contando la nuestra entre ellas, quedan maravillados cuando la visitan y se enteran de sus hazañas náuticas. El viaje de fin de estudios es un digno colofón a la graduación de los futuros oficiales de nuestra marina de guerra. Ese casco, esa arboladura, la historia de la que proviene y la narración de sus propios hechos, son una expresión de la patria, hija a su vez de distintas sangres y culturas unidas por el designio que entraña su muy bien puesto nombre de “Libertad”. Cada singladura de esa nave designada con esa palabra, es un homenaje al propósito final que tuvieron nuestros antepasados cuando salieron de comarcas lejanas en busca de la tierra argentina. Ese barco que simboliza el ideal más acuciante que tuvieron nuestros mayores e inculcaron en el corazón de sus hijos, no puede estar literalmente prisionero en aguas que no son las propias, y mucho menos mientras flamee en su mástil la bandera patria. Es lo mismo que si la enseña de Belgrano estuviera en manos extranjeras y allí la dejáramos como si no importara.
ESE BARCO DEBE VOLVER CON TODA URGENCIA A LA LIBERTAD DE LOS MARES QUE ES SU DESTINO NATURAL.
ES PRECISO RECONSIDERAR CON LA PREMURA DEL CASO LA RESOLUCIÓN ADOPTADA POR LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA MISMA.
Las razones expresadas anteriormente son más que suficientes para sustituir de inmediato la fragata “Libertad” por otra garantía, pero si ceñimos el razonamiento al costo material, cualquiera sabe el precio de mantener con tripulación y todo a un barco en un puerto. En la operatoria de cualquier barco está previsto que la estadía en el lugar de arribo, debe ser lo más corta posible. Debe desembarcar pasajeros y carga cuanto antes y por cierto embarcarlos lo más rápido que sea posible. El objeto de un barco es navegar y no estar amarrado a tierra firme. No es aceptable, que en lugar de conseguir una fianza bancaria que va a ser muy barata por estar a su vez garantida por fondos propios o aún otro tipo de garantía a las resultas del juicio o a la gestión diplomática en marcha, se estén pagando los costos propios y ajenos que causa tener un barco de guerra prisionero.
En el orden ideas de este trabajo es más que encomiable el patriótico afán que se ha advertido en muchas personas de reunir fondos particulares para pagar de su peculio la garantía aludida y dar libertad a la “Libertad”, pero conservamos la esperanza que el Estado Argentino modifique su actitud y haga innecesarios esos esfuerzos. No descartamos que terminen por ser imprescindibles esas generosas actitudes y debemos estar preparados para asumirlas.
Saludamos con orgullo a la fragata “Libertad” cuyo tranquilo desplazamiento por todos los océanos es un ejemplo de la confianza que tienen y han tenidos sus tripulaciones en su entrenamiento y capacidad y en las cualidades de su barco. Aguardamos su pronto retorno al Mar Argentino para el cumplimiento de sus funciones específicas.
Juan José Guaresti (nieto)

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